La obsesión de convergéncia

obsesionLas personas pueden llegar a obsesionarse. Las obsesiones pueden ser colectivas. Hay muchos ejemplos de obsesiones colectivas: desde la fiebre del oro hasta los «progroms» contra los judios. Las obsesiones colectivas han de ser objeto de atenta observación pues toda obsesión supone un pérdida del sentido de la realidad.

Esto es lo que desde hace algún tiempo le esta pasando a CDC y en menor medida a Unió. Dicen querer tanto a Cataluña que viven obsesionados. Un ejemplo claro de esta obsesión -no amor, ni pasión- sino obsesión, es el pacto que se apunta con ERC. ERC (1931) ha sido históricamente el partido de la izquierda catalana; la oposición a la burguesía catalana de la Lliga. Los grandes adversarios en la II República fueron la Lliga catalanista de derechas  y ERC de izqueirdas.

ERC tenía su sitio en el TRIPARTIT pues su alma de izquierdas congeniaba con el cuerpo serrano y catalanista del PSC y de ICV. Pero, ¿tiene algún sentido el viraje actual a la derecha? Apunto, una cosa es que Esquerra se modere y otro cosa es que pacte con la burguesía catalana de toda la vida. «Això no te ni cap ni peus».

La postura de Convergència (CDC) es inexplicable salvo por su posición parlamentaria. CiU tienen en el Parlament una holgada mayoría, pero le faltan unos cuantos votos para la mayoría absoluta. Ante esta tesitura CiU puede hacer dos cosas: un pacto estable con un fuerza política afín, o bien pactos puntuales necesariamente inestables. Esto último, es lo que ahora se ha bautizado como geometría variable. Debe de ser una especie de triángulo amoroso… Estas cosas acostumbran a acabar mal.

En buena lógica, hic et nunc, crisis económica a tope, CiU debería pactar la estabilidad con el PP. Ya lo hizo hace años: pacto doble, en Madrid y en el Parlament.  ¿Por qué esto no es así? Por la obsesión de Convergència de separar Cataluña de España. Pactar con el PP supondría renunciar a este «ideal».  Pactar con el PP significa acordar con los defensores de la unidad de la nación españoles. La obsesión convergente no les deja ver la realidad. Esta obsesión llega a situarles al margen de la realidad.

La verdad sea dicha:  el PP cree que puede ayudar a la estabilidad de Cataluña en este momento tan duro. En la medida que muchas políticas económicas y sociales de CiU están en la línea ideológica del PP el pacto parece lógico, y muchos catalanes y catalanas se beneficiarían del mismo. Pero la obsesión no les deja ver la realidad. Al PP no se le quiere ni se le espera. Sin embargo, pasa el tiempo y CiU deberá revisar unos esquemas ya caducos. En el siglo XXI los pactos del Tinell y las idas al notario están fuera de lugar. Es simplemente hacer el ridiculo: es puro electoralismo. Este es el problema: CiU esta excesivamente pegada a su elector independentista y olvida a su votante moderado. Este olvido le pasará factura: los catalanes quieren soluciones no politiqueo. Pronto se darán cuenta. Nosotros seguimos ahí pensando -aunque algunos lo duden o no lo crean- en qué es mejor para Cataluña.

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